the 6 inches

Sufrido trébol

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Para variar un poco (y porque me viene bien de preparación para una carrera que me he puesto como reto en julio), el domingo participé en mi primera carrera de montaña. O sea, correr sin pensar. Sólo correr, andar y aguantar. La elegida fue la ‘Trebol Trail‘, en Becerril de la Sierra, con 18’8 km de distancia y 950 m de desnivel positivo, según se anunciaba en la ficha técnica (y parecido en la realidad según el track del gps de otro corredor). La carrera discurría por ‘Cabeza Mediana’, en parte del mapa donde se celebró el CEO 2010.

No pude grabar el track de la carrera porque a pesar de haber puesto a cargar el Garmin el sábado, cuando el domingo lo puse en marcha, resulta que lo había cargado mal y las baterías estaban bajas. Así que, para que se me apagase a mitad de carrera (o antes), salí sin él, y sin pulsómetro. Si ya tenía intención de hacer la carrera con calma, por sensaciones (aun llevando el Garmin), ahora no había más cachabas: no podría consultar ni ritmo de velocidad, ni cardíaco, ni preocuparme de distancia recorrida o tiempo de carrera. Tocaba, simplemente, salir a disfrutar del día tan bueno que amanecía… lo que las cuestas permitiesen.

¿Falta mucho?

Aunque a todo el mundo las cuestas se le atragantasen, yo me noté especialmente flojo cuando el terreno se empinaba. En muchos momentos todos los corredores dejábamos siquiera de trotar y tocaba subir pasito a pasito, andando. Pero incluso en ese andar, me sobrepasaban algunos corredores y no era capaz de seguirles el ritmo. Mentalmente tampoco las cogí el punto porque, acordándome de la orientación, me parecían (y eran) más largas y duras, y no las encontraba un sentido más allá del subir por subir, porque toca y por donde estaba marcado (mientras que en lo nuestro un trapo blanco y naranja justifica el esfuerzo). Para rematar mi idilio con las cuestas, en el último repecho de la carrera, subiendo cuatro rocas dispuestas como escalones, se me subió el gemelo izquierdo. Gracias a otro corredor con el que coincidí en el tramo final, aprendí que en las cuestas es mejor ir erguido para respirar bien, llenando los pulmones, que tan echado hacia adelante como iba yo, empujando con las manos en los cuádriceps.

Las bajadas fueron otro cantar. Me parecieron más disfrutonas que en una carrera de orientación por el mismo motivo que las subidas se me hicieron poco o nada llevaderas: sólo se trataba de bajar, correr, saltar y dejarse llevar, sin pensar, sin estar pendiente de un rumbo, de si hay que ir por aquí, por allá, o si llegado un punto tengo que girar o ver algún elemento. No sé si es que la orientación embrutece, pero bajando ganaba bastantes posiciones. A mi cabeza las bajadas se le hacían cortas, a mis piernas no tanto, porque sufrían más que en las subidas.

El cronometraje era con Sportident. Nos dieron tarjetas de plástico cuadradas que llevábamos con una goma en la muñeca. En los puntos de control intermedios había organizadores con bases, que se acercaban a ti y te la pasaban por la tarjeta para marcar el tiempo. Se hacía raro: en vez de ir yo a por la base, ¡la base venía a mí!

Esto es otra cosa

Por lo demás, un gran ambiente, muchos participantes y la organización impecable. En carrera, dos avituallamientos líquidos (agua y bebida isotónica) y uno líquido y sólido (frutos secos, gominolas, chocolate, fruta…); y en meta más agua, más bebida isotónica, más gominolas, más fruta (plátano, melón, sandía, naranja), empanada, frutos secos… Impresionante. Además, duchas y zona de masajes. La entrega de premios fue amena y generosa, como el sorteo de regalos, de muchos regalos (camisetas, gorras, calcetines, mochilas, perneras de compresión…). La verdad es que es una suerte (o que se lo han currado, claro) llegar a tener patrocinadores que te surtan tanto y tan bien de cosas para dar a los ganadores o para sortear entre los participantes. También hay que reconocer a la organización la rapidez en colgar en la web los resultados y (tantísimas) fotos.

En definitiva, aunque la carrera de montaña en sí, como concepto, no me ha terminado de convencer y pensé que me gustaría más, que la disfrutaría más, estoy contento con la experiencia. Sobretodo, dentro de mi desconocimiento del mundo de las carreras de montaña, creo que, sin saberlo, acerté con la prueba que elegí para estrenarme. Veremos cómo se presenta el año que viene, pero no descarto repetir.

PS: Por cierto, en estas carreras hay gente que como un día le dé por coger un mapa y sea capaz de leerlo mientras corre, aunque sea un poco más lento de lo que hace sin mapa… ¡cuidado!

3 pensamientos en “Sufrido trébol

  1. esto…, que sea Josu el vasco…

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